analizando actores componiendo personajes llegué a creer que el actor NO DEBÍA SABER lo que estaba haciendo,
es decir, que no debía conceptualizar y así no caería en un estereotipo,
POR EJEMPLO: UNA MUJER ENCORVADA QUE GRITA DISFÓNICAMENTE MARCANDO UN RECORRIDO ANDANTE INCIERTO ERA EFECTIVA hasta que la intérprete y el director dijeron que era una vieja que caminaba en círculos... y pasó a ser simplemente eso; una vieja que caminaba en círculos. cuando la actriz se concentraba en otros factores, el personaje crecía y se hacía sólido, y dejaba de ser la vieja para pasar a ser lo innombrable, un ser digamos PPPEEERRROOO pero pero pero la actriz no estaba satisfecha, le faltaba algo, no le gustaba lo que hacía, el director no lograba hacerse entender, quería sacarla del lugar típico de "la vieja" y no podía, etc... en otro momento, en otro grupo, ante el caos escénico de algunos personajes, como uno mío, habiendo comentado anteriormente yo mi observación sobre que el actor "NO DEBÍA SABER", el director Walter Rosenzwit dijo que el actor siempre tiene que saber lo que actúa, al momento de actuar, porque si no hace de todo, hace cualquier cosa, y no hace nada puntual... o sea, supongo que hay una etapa donde la búsqueda es caótica, pero otra es la de hacer crecer al personaje, supongo que... supongo tantas cosas...
hasta que Fernando Alegre,
director del espacio El Unicornio, que alquilábamos con el primer grupo que mencioné, me lo dijo simple, pedagógica, y magistralmente:
el también es artista plástico, y dijo que a veces parte de la nada, del caos y crea algo,
y otras parte de una silla y la desarma toda y termina pintando una mancha...
y que el director tiene que saber cuándo un actor necesita certezas, y cuando estar más en el aire.
... parece que entonces en un grupo, el director puede trabajar de distintas maneras con los distintos actores en sus distintos momentos creativos. tan simple que siempre se nos escapa, como la tortuga.