Podemos apuntar lo siguiente, a modo de borrador, respecto a la inserción de la Sociología del Actor en el contexto filosófico/epistemológico actual, haciendo una meta-lectura reflexiva:
Se busca, como premisa para la Acción en general, para su desagregación en las diferenciadas performances que tienen lugar en cada escenario micro y macrosocial en los que se encuadra la Acción, la comprensión del devenir interactivo del actor que conoce, del sujeto de conocimiento. El actor conoce siempre en relación a la complejidad posible de su entorno, a lo que puede hacerle al entorno, al carácter sistémico del entorno sobre sí mismo, a la capacidad de retroalimentación global que en la práctica se sostiene en el soporte frágil y dinámico de múltiples interacciones cotidianas en todas las escalas de lo social (cara-a-cara, acciones institucionales, acciones masivas, acciones en red, acciones en diversos mercados, entre países, etc).
Para ésto, como referencia del contexto histórico epistemológico en que adquiere relevancia esta forma de aproximarse a la realidad, podemos hablar de una Cataláctica Dromológica del Actor de Conocimiento. Sin pretender rigurosidad en este momento, sin caer tampoco en el uso elástico de conceptos de otras ciencias más exactas que las sociales, sino sólo cartografiando con torpes borradores el lugar que ocupamos en el mapa del conocimiento de principios de Siglo.
Hablamos del actor de conocimiento en otros artículos: un actor que interactúa con otros y solo allí conoce, motivado, perturbado, reestructurando conocimientos previos para dar lugar a coordinaciones más complejas que generen esquemas que mejor asimilen aspectos de los objetos antes inobservables, que se acomoden a la complejidad de lo real (Luhmann, Piaget, Merton, Parsons). Hablamos de Cataláctica homologando estas actuaciones a las de mercado, las interacciones mencionadas tienen que ver con concurrencias no del todo planificadas pero que operan por afinidades (Weber, Escuela Austríaca), dónde cada actor toma decisiones no del todo racionales sino que tiene incorporados capitales diversos, acumulaciones asimétricas (Bourdieu), que ocupa una posición y tiene una trayectoria propia en el espacio social, y que concurre a los mercados sociales para realizar transacciones de costo-beneficio (Tilly) pero dónde el margen de posibilidades, los grados de libertad, se ven reducidos por estas asimetrías de partida que no son sino diferencias de poder. Adjetivamos como dromológico a este estudio de las concurrencias, porque se trata de un estudio de lo veloz de esas interacciones (Virilio), ya que estamos inmersos en la lógica de la velocidad, ubicuos en un mapa que se confunde con el territorio, en una era en que interactuamos de manera virtual y real con aceleraciones impensables un Siglo atrás.
En este gran marco, gran red de redes de pensamiento sobre lo real, es donde la Sociología del Actor opera como un agente más de un conjunto de mercados caóticos que configuran, en distintas escalas, en redes de esferas de acción, un orden al mismo tiempo espontáneo y construido. Un orden de lo disperso (redes) y de lo concentrado (nudos), un orden en que Libertad y Poder no se oponen, se constituyen.
