Dice René Kaës (para Página 12 http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-170165-2011-06-16.html)
"Cuando algunos psicoanalistas crearon dispositivos adecuados para entablar un trabajo psicoanalítico en situación plurisubjetiva de grupo, produjeron un segundo acto fundador del psicoanálisis: se reunieron entonces nuevas condiciones de acceso a la experiencia del inconsciente y a las formas de subjetividad que éste organiza. El grupo abre el acceso, no a uno sino a tres espacios de la realidad psíquica: el espacio del sujeto singular, el de los vínculos intersubjetivos y el del grupo en sí mismo, en tanto formador de una entidad específica. Cada uno de estos espacios, aliados en la experiencia del grupo, debe ser especificado, distinguido y articulado en un modelo apto para dar cuenta de su complejidad
(...) hacer de la situación grupal y de los procesos psíquicos que en ella despliegan el agente de un cambio que se produce en el sujeto, independientemente de que esta transformación sea de orden terapéutico o formativo
(...) intervención o de interpretación dirigida “al grupo” sigue siendo considerado como exclusivo, debemos preguntarnos acerca de sus efectos sobre los sujetos, cuya singularidad respecto de nuestra concepción psicoanalítica no puede reducirse al estatuto de individuo (...) Si nos limitamos a hacerlo así, desaparecen la escucha del sujeto, de su deseo y de su sufrimiento [no debemos] (...) seguir dirigiendo la interpretación solamente al grupo, como si fuese isomorfo al espacio psíquico del sujeto, [porque ésto] no hace más que mantener la alianza en lo que ella tiene de específica: nadie siente ser su coautor ni su cobeneficiario, dado que la alianza en sí permanece inconsciente (...)
[Hay una] actitud inversamente simétrica a esta última: en un dispositivo grupal de trabajo, centrarse exclusivamente sobre el sujeto, no aportar nada a los procesos o a las formaciones de grupo, particularmente a la transferencia sobre el grupo. Aquí funciona una resistencia al grupo por la ilusión individualista
(...) el inconsciente se inscribe y se manifiesta en varios espacios, en varios registros y en varios lenguajes: en el del conjunto formado por el grupo, la familia o la pareja, en el del vínculo intersubjetivo y en el de cada sujeto. El trabajo psicoanalítico de la cura individual trabaja esencialmente en el espacio intrapsíquico y en la transferencia de los otros espacios en este último. En los dispositivos grupales, familiares o de pareja, el trabajo psíquico implica necesariamente los demás espacios. Ninguno de ellos puede serle sustraído (...) El trabajo del análisis consiste en restituir a cada uno su posición subjetiva, desligando las alianzas inconscientes y renunciando a los beneficios que de ellas derivan para cada uno"
(...) hacer de la situación grupal y de los procesos psíquicos que en ella despliegan el agente de un cambio que se produce en el sujeto, independientemente de que esta transformación sea de orden terapéutico o formativo
(...) intervención o de interpretación dirigida “al grupo” sigue siendo considerado como exclusivo, debemos preguntarnos acerca de sus efectos sobre los sujetos, cuya singularidad respecto de nuestra concepción psicoanalítica no puede reducirse al estatuto de individuo (...) Si nos limitamos a hacerlo así, desaparecen la escucha del sujeto, de su deseo y de su sufrimiento [no debemos] (...) seguir dirigiendo la interpretación solamente al grupo, como si fuese isomorfo al espacio psíquico del sujeto, [porque ésto] no hace más que mantener la alianza en lo que ella tiene de específica: nadie siente ser su coautor ni su cobeneficiario, dado que la alianza en sí permanece inconsciente (...)
[Hay una] actitud inversamente simétrica a esta última: en un dispositivo grupal de trabajo, centrarse exclusivamente sobre el sujeto, no aportar nada a los procesos o a las formaciones de grupo, particularmente a la transferencia sobre el grupo. Aquí funciona una resistencia al grupo por la ilusión individualista
(...) el inconsciente se inscribe y se manifiesta en varios espacios, en varios registros y en varios lenguajes: en el del conjunto formado por el grupo, la familia o la pareja, en el del vínculo intersubjetivo y en el de cada sujeto. El trabajo psicoanalítico de la cura individual trabaja esencialmente en el espacio intrapsíquico y en la transferencia de los otros espacios en este último. En los dispositivos grupales, familiares o de pareja, el trabajo psíquico implica necesariamente los demás espacios. Ninguno de ellos puede serle sustraído (...) El trabajo del análisis consiste en restituir a cada uno su posición subjetiva, desligando las alianzas inconscientes y renunciando a los beneficios que de ellas derivan para cada uno"