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domingo
Nicolas Milanesi: ¿¿Qué es la Sociología del Actor??
Nicolas Milanesi: ¿¿Qué es la Sociología del Actor??: "Entrevista a Nicolás Milanesi sobre la Sociología del Actor en Radio del Pueblo, programa Allegro y Parlante, de Lucho Vagó y Rubén Alegro...."
jueves
Realidad psíquica del Grupo: modelo complejo.
Dice René Kaës (para Página 12 http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-170165-2011-06-16.html)
"Cuando algunos psicoanalistas crearon dispositivos adecuados para entablar un trabajo psicoanalítico en situación plurisubjetiva de grupo, produjeron un segundo acto fundador del psicoanálisis: se reunieron entonces nuevas condiciones de acceso a la experiencia del inconsciente y a las formas de subjetividad que éste organiza. El grupo abre el acceso, no a uno sino a tres espacios de la realidad psíquica: el espacio del sujeto singular, el de los vínculos intersubjetivos y el del grupo en sí mismo, en tanto formador de una entidad específica. Cada uno de estos espacios, aliados en la experiencia del grupo, debe ser especificado, distinguido y articulado en un modelo apto para dar cuenta de su complejidad
(...) hacer de la situación grupal y de los procesos psíquicos que en ella despliegan el agente de un cambio que se produce en el sujeto, independientemente de que esta transformación sea de orden terapéutico o formativo
(...) intervención o de interpretación dirigida “al grupo” sigue siendo considerado como exclusivo, debemos preguntarnos acerca de sus efectos sobre los sujetos, cuya singularidad respecto de nuestra concepción psicoanalítica no puede reducirse al estatuto de individuo (...) Si nos limitamos a hacerlo así, desaparecen la escucha del sujeto, de su deseo y de su sufrimiento [no debemos] (...) seguir dirigiendo la interpretación solamente al grupo, como si fuese isomorfo al espacio psíquico del sujeto, [porque ésto] no hace más que mantener la alianza en lo que ella tiene de específica: nadie siente ser su coautor ni su cobeneficiario, dado que la alianza en sí permanece inconsciente (...)
[Hay una] actitud inversamente simétrica a esta última: en un dispositivo grupal de trabajo, centrarse exclusivamente sobre el sujeto, no aportar nada a los procesos o a las formaciones de grupo, particularmente a la transferencia sobre el grupo. Aquí funciona una resistencia al grupo por la ilusión individualista
(...) el inconsciente se inscribe y se manifiesta en varios espacios, en varios registros y en varios lenguajes: en el del conjunto formado por el grupo, la familia o la pareja, en el del vínculo intersubjetivo y en el de cada sujeto. El trabajo psicoanalítico de la cura individual trabaja esencialmente en el espacio intrapsíquico y en la transferencia de los otros espacios en este último. En los dispositivos grupales, familiares o de pareja, el trabajo psíquico implica necesariamente los demás espacios. Ninguno de ellos puede serle sustraído (...) El trabajo del análisis consiste en restituir a cada uno su posición subjetiva, desligando las alianzas inconscientes y renunciando a los beneficios que de ellas derivan para cada uno"
(...) hacer de la situación grupal y de los procesos psíquicos que en ella despliegan el agente de un cambio que se produce en el sujeto, independientemente de que esta transformación sea de orden terapéutico o formativo
(...) intervención o de interpretación dirigida “al grupo” sigue siendo considerado como exclusivo, debemos preguntarnos acerca de sus efectos sobre los sujetos, cuya singularidad respecto de nuestra concepción psicoanalítica no puede reducirse al estatuto de individuo (...) Si nos limitamos a hacerlo así, desaparecen la escucha del sujeto, de su deseo y de su sufrimiento [no debemos] (...) seguir dirigiendo la interpretación solamente al grupo, como si fuese isomorfo al espacio psíquico del sujeto, [porque ésto] no hace más que mantener la alianza en lo que ella tiene de específica: nadie siente ser su coautor ni su cobeneficiario, dado que la alianza en sí permanece inconsciente (...)
[Hay una] actitud inversamente simétrica a esta última: en un dispositivo grupal de trabajo, centrarse exclusivamente sobre el sujeto, no aportar nada a los procesos o a las formaciones de grupo, particularmente a la transferencia sobre el grupo. Aquí funciona una resistencia al grupo por la ilusión individualista
(...) el inconsciente se inscribe y se manifiesta en varios espacios, en varios registros y en varios lenguajes: en el del conjunto formado por el grupo, la familia o la pareja, en el del vínculo intersubjetivo y en el de cada sujeto. El trabajo psicoanalítico de la cura individual trabaja esencialmente en el espacio intrapsíquico y en la transferencia de los otros espacios en este último. En los dispositivos grupales, familiares o de pareja, el trabajo psíquico implica necesariamente los demás espacios. Ninguno de ellos puede serle sustraído (...) El trabajo del análisis consiste en restituir a cada uno su posición subjetiva, desligando las alianzas inconscientes y renunciando a los beneficios que de ellas derivan para cada uno"
viernes
Desarrollo Organizacional y Ciencias del Comportamiento
Desarrollo Organizacional:
"las personas no nos transformamos muy rápidamente; incluso cambios menores como es el caso de algunas habilidades, destrezas y conocimientos pueden llevar muchos años (un Diploma Universitario lleva unos 16 años aproximadamente). De modo que los consultores que deben lidiar con personas como miembros organizacionales, como Clientes, como proveedores, como banqueros, como accionistas, entre otros deben contar necesariamente con las competencias que se requieren para vincularse con los individuos y seres humanos, y ellas son conocidas como las Ciencias del Comportamiento … de lo cual la mayoría de ellos sabe – desafortunadamente – muy poco"
( Eric Gaynor Butterfield theodinstitute.org)
martes
Modelo del tiro al blanco
Una práctica metodológica usada por la Sociología del Actor es el modelo del tiro al blanco: ubicamos al cliente en el centro de un blanco imaginario, y los círculos concéntricos que se amplían a su alrededor representan sus círculos de pertenencia y de referencia; en ellos se ubican los actores sociales relevantes para sus interacciones cotidianas pero también para las no ordinarias.
Obviamente estos cículos se entrecruzan formando redes, sistemas, de manera rizomática correspondiente a la sociedad de control o de información a la que tendemos en ésta época postindustrial o postmoderna.
El modelo de tiro al blanco como herramienta para el Coaching sociológico individual y para el Socioanálisis, es análogo, en el plano del desarrollo de vivencias y estrategias individuales y organizacionales, a lo que el microtargeting representa en el plano estratégico-comunicacional (http://sociologiadelactor.blogspot.com/2011/10/microtargeting-y-actores-sociales.html)
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sábado
Lenguaje Corporal y Ventajas Competitivas
En el ámbito organizacional se le da mucha importancia al lenguaje corporal, así como también a lo interactivo y a la participación en ejercicios para trabajar lo vincular, vivencialmente, APLICADO A LA PRÁCTICA... pensemos entonces:
"la Sociología del Actor es una creación colectiva, tiene que ver con un ´espítitu de época´, con una valorización de la interacción humana no sólo por parte de las ciencias sino por parte del Capital", es decir, no sólo los actores sociales que producen discurso científico (psicólogos, sociólogos, filósofos,...) sino también por los actores sociales que trabajan directamente en la reproducción ampliada del Capital (empresarios, gerentes, asesores de empresas, etc)
Se trata, siemplemente, de seguir la tendencia y ayudar a crear ventajas competitivas a mis clientes, profundizando en brindar elementos para que, en su toma de conciencia, logren insights que propendan a incrementar su responsabilidad social.
jueves
Crítica Despair
ÉSTA ES LA VERSIÓN ORIGINAL, ANTES DE LA CORRECTA PODA EDITORIAL PARA LA VERSIÓN EN SHOWONLINE QUE PUEDEN VER AQUÍ:
http://www.showonline.com.ar/CriticaId.php?id=147
Despair,
de Carla Callegari
La pregunta es “¿Cuánto pesar soporta el cuerpo antes de desvanecerse para siempre?” Se trata del cuerpo del Hombre (Javier Ulises Maestro) un profesor universitario que ha desatado una cadena de sucesos trágicos. Lo interesante es que se nos responde desde una inversión cronológica: la última escena se representa primero, y así se va sucediendo para atrás el relato ¿se entiende? Podemos leerlo en clave cinematográfica como si fuera un Flashback que se va profundizando cuadro a cuadro.
Retrocediendo así nos enteramos que el Hombre se relaciona con tres muertes, de sus vínculos más cercanos. La tragedia se va cargando en cuotas, en cuotas progresivas, a un espectador que -apagones mediante- va atando cabos sueltos, interpretando, reconstruyendo… completando esta obra de cuadros semi aislados.
Esto sucede en el espacio escénico de Ofelia Casa Teatro que, por su amplitud, permite el despliegue espacio-corporal que nos enseña la obra, lo cual se hace muy ágil gracias al diseño escenográfico: bastidores de madera maciza con ruedas, de los que vemos primero el lado neutro y luego, al darse vuelta, permiten otros usos para ambientar diversas escenas; también es fundamental para esta movilidad un puente-rampa de metal que se va desglosando en partes por acción de los actores (como aquellos bastidores) en los apagones.
Todos los aspectos de la obra se trabajan desde un minimalismo fuerte, concentrado, con recursos, sostenido como propuesta seria, coherente; la misma agilidad del diseño escenográfico la encontramos en el vestuario, muy simbólico: la camisa gris del Hombre y su ropa empobrecida degastada, el vestido negro de la Desesperación, la Mujer más cotidiana, más viva que él, tiene colores, hasta el Intruso tiene algún detalle de color (la atención a los colores la observamos también en un video colorido pero opacado por el paso del tiempo, en el que se recrea el vínculo familiar con los hijos). Este minimalismo forma parte de las actuaciones también, pero con explosiones, se destacan las del protagonista que denotan un trabajo interno serio de los sentimientos: se pasa de usos corporales casi simbólicos, muy limpios, a emociones duras y fluidas que estallan como si el pesar estuviera agobiando el cuerpo hasta el límite.
Es destacable la composición de los vínculos: el Hombre y su dulce Amante (Renata Aiello), el Hombre y su abandonada Mujer (Eugenia Palioff), la relación familiar con los hijos Julio (Arian Piccorossi) y Joseph (Byron Piccorossi), la amarga complicidad con el Intruso (Iñaki Moreno Jovani) un lisiado que da a entender con sutil hombría que su mujer era Amante del Hombre, el mundo surrealista que se crea con la Desesperación (Daniela Terragno) en la que se cruzan un lenguaje corporal de danza contemporánea con una retórica terrorífica.
Hay un trabajo crucial en las luces, los focos forman dinámicamente parte de la escena haciéndonos atender, por ejemplo, a un cuerpo mudo mientras otro habla desde la oscuridad, así se van marcando las líneas de acciones. La oscuridad impera en las salidas, en los cambios escenográficos ágiles. El uso de las luces llega al punto clave cuando muere la Amante: se apaga su luz y sigue encendida la del protagonista, así captamos simbólicamente el hecho… es que la poética juega un rol aglutinante de una narrativa fragmentaria: los cuerpos no sólo relatan sino que se dejan relatar, por voces en off, por recursos poéticos, por las luces, por el recuerdo, por el espectador. Es que los recursos minimalistas bien usados dan lugar al desarrollo de la polisemia, del montaje de múltiples códigos.
Despair,
de Carla Callegari
La pregunta es “¿Cuánto pesar soporta el cuerpo antes de desvanecerse para siempre?” Se trata del cuerpo del Hombre (Javier Ulises Maestro) un profesor universitario que ha desatado una cadena de sucesos trágicos. Lo interesante es que se nos responde desde una inversión cronológica: la última escena se representa primero, y así se va sucediendo para atrás el relato ¿se entiende? Podemos leerlo en clave cinematográfica como si fuera un Flashback que se va profundizando cuadro a cuadro.
Retrocediendo así nos enteramos que el Hombre se relaciona con tres muertes, de sus vínculos más cercanos. La tragedia se va cargando en cuotas, en cuotas progresivas, a un espectador que -apagones mediante- va atando cabos sueltos, interpretando, reconstruyendo… completando esta obra de cuadros semi aislados.
Esto sucede en el espacio escénico de Ofelia Casa Teatro que, por su amplitud, permite el despliegue espacio-corporal que nos enseña la obra, lo cual se hace muy ágil gracias al diseño escenográfico: bastidores de madera maciza con ruedas, de los que vemos primero el lado neutro y luego, al darse vuelta, permiten otros usos para ambientar diversas escenas; también es fundamental para esta movilidad un puente-rampa de metal que se va desglosando en partes por acción de los actores (como aquellos bastidores) en los apagones.
Todos los aspectos de la obra se trabajan desde un minimalismo fuerte, concentrado, con recursos, sostenido como propuesta seria, coherente; la misma agilidad del diseño escenográfico la encontramos en el vestuario, muy simbólico: la camisa gris del Hombre y su ropa empobrecida degastada, el vestido negro de la Desesperación, la Mujer más cotidiana, más viva que él, tiene colores, hasta el Intruso tiene algún detalle de color (la atención a los colores la observamos también en un video colorido pero opacado por el paso del tiempo, en el que se recrea el vínculo familiar con los hijos). Este minimalismo forma parte de las actuaciones también, pero con explosiones, se destacan las del protagonista que denotan un trabajo interno serio de los sentimientos: se pasa de usos corporales casi simbólicos, muy limpios, a emociones duras y fluidas que estallan como si el pesar estuviera agobiando el cuerpo hasta el límite.
Es destacable la composición de los vínculos: el Hombre y su dulce Amante (Renata Aiello), el Hombre y su abandonada Mujer (Eugenia Palioff), la relación familiar con los hijos Julio (Arian Piccorossi) y Joseph (Byron Piccorossi), la amarga complicidad con el Intruso (Iñaki Moreno Jovani) un lisiado que da a entender con sutil hombría que su mujer era Amante del Hombre, el mundo surrealista que se crea con la Desesperación (Daniela Terragno) en la que se cruzan un lenguaje corporal de danza contemporánea con una retórica terrorífica.
Hay un trabajo crucial en las luces, los focos forman dinámicamente parte de la escena haciéndonos atender, por ejemplo, a un cuerpo mudo mientras otro habla desde la oscuridad, así se van marcando las líneas de acciones. La oscuridad impera en las salidas, en los cambios escenográficos ágiles. El uso de las luces llega al punto clave cuando muere la Amante: se apaga su luz y sigue encendida la del protagonista, así captamos simbólicamente el hecho… es que la poética juega un rol aglutinante de una narrativa fragmentaria: los cuerpos no sólo relatan sino que se dejan relatar, por voces en off, por recursos poéticos, por las luces, por el recuerdo, por el espectador. Es que los recursos minimalistas bien usados dan lugar al desarrollo de la polisemia, del montaje de múltiples códigos.
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